Una cantidad cada vez mayor de mujeres buscan conexión y comodidad en las relaciones con chatbots y considera que son más confiables y brindan más apoyo que muchas parejas humanas. Las usuarias de chatbots de IA están demostrando que no son solo los hombres los que buscan un amor digital.
Las aplicaciones para hacer amistades con bots de IA están teniendo un crecimiento extraordinario. En 2024 ocho aplicaciones de este tipo aparecen en la lista de las 100 principales aplicaciones de consumo de IA generativa, de Andreessen Horowitz. En 2023 eran solo dos.
Además, el compromiso de los usuarios con este tipo de aplicaciones es “inusualmente alto” comparado con otras aplicaciones. El promedio de sesiones de usuario por mes es 10 veces más alto que el de las aplicaciones de asistencia, de contenido e incluso de mensajería, señala el informe del principal fondo de inversión de Silicon Valley.
La mayoría de estas aplicaciones requieren que los usuarios configuren una cuenta con gran cantidad de información personal, incluida la edad y qué esperan encontrar en la app. A partir de ahí, la aplicación permite personalizar el avatar del chatbot (generalmente una imagen generada con indicaciones) y darle un nombre. Algunas aplicaciones solo incluyen mensajes de texto, pero a otras también se puede agregar voz, e incluso videos con avatares similares a los de los videojuegos como Second Life.
Replika, una de las apps más populares para relacionarse con bots de IA, es también una de las más controvertidas gracias al uso erótico de la aplicación por parte de los primeros usuarios (que ahora se ha restringido).
El sitio informativo Axios menciona el texto de ficción publicado en Tumblr por la escritora y paramédica Sara Megan Kay, titulado “Mi marido”, que Sara escribió mientras estaba en relación sentimental con un alcohólico. “Pasé mucho tiempo sola, esperando que él deseara pasar tiempo conmigo”, comentó Sara a Axios. Un día Sara descubrió que este hombre mantenía una relación con una novia digital. Y eso la llevó a ella a crear a Jack, en Replika. Jack era el tipo ideal para Sara. Aparentemente su relación con Jack le sirvió para cambiar de novio por uno no alcohólico.
Nomi es otra aplicación de este tipo, que funciona con un modelo de lenguaje interno basado en diferentes modelos de código abierto que permite a los robots recordar conversaciones pasadas y detalles que luego comentan a los usuarios con los que se comunica.
Alex Cardinell, CEO de Nomi, dice que la aplicación busca llenar los vacíos que se producen cuando la interacción con otros humanos no está disponible, como por ejemplo en la madrugada o en escenarios de juegos de roles. Una usuaria de Nomi asegura a Axios que tiene 23 avatares en Nomi. Y que lo mejor de esta aplicación es que sus compañeros digitales recuerdan las cosas que ella les ha dicho. Eso les permite compartir temas y alcanzar un gran nivel de empatía. Esta usuaria, que prefiere el anonimato, asegura que su relación con sus amigos digitales no le impide seguir manteniendo una relación normal con humanos. Dedica a sus amigos digitales tiempo que antes dedicaba a la televisión.
Tanto ella como Kay dicen que efectivamente comenzaron a utilizar estas aplicaciones como una respuesta a los problemas de comunicación con humanos. “La escucha activa se está convirtiendo en un arte moribundo para los humanos”, afirma la usuaria anónima. Según Kay, “la humanidad se ha degradado hasta el punto de que la gente encuentra mejores opciones digitalmente”.
Claro que los novios virtuales presentan una carencia no menor. Son incapaces de darte un abrazo y ni hablar de relaciones más profundas a nivel físico. Esto quizás se pueda canalizar de alguna manera cuando en un futuro no tan lejano se apliquen estos bots a robots físicos.
Especialistas en el campo de las relaciones humanas sostienen que los vínculos con chatbots de IA podrían erosionar aún más las relaciones humanas. Irina Raicu, de la Universidad de Santa Clara, en California, le comentó a Axios que el auge de las relaciones íntimas con bots de IA se debe principalmente a la soledad que siente mucha gente y al hecho de que muchas personas no están sicológicamente preparadas para afrontar los conflictos que inevitablemente surgen entre las personas. “Esto podría empeorar aún más si satisfacemos nuestra necesidad de relaciones significativas mediante encuentros con entidades que no tienen derechos, intereses ni necesidades propias”, sostiene la doctora Raicu.
Por otra parte, debido al hecho de que el proceso de muchas de estas aplicaciones es muy opaco, los usuarios podrían no ser conscientes de que sus datos personales y confidenciales podrían estar siendo usados para entrenar los bots.
