El modelo más nuevo de lenguaje natural de OpenAI y Microsoft ha empoderado a la Inteligencia Artificial como la estrella de 2023. Es de esperarse que la estrella no se apague pronto como les sucedió al Metaverso en 2021 y a las criptomonedas en 2022.
A diferencia de las recientemente mencionadas, ChatGPT empezó a funcionar de inmediato y ya está demostrando su utilidad.
¿De qué trata?
Microsoft asoció el ChatGPT al hasta hace poco casi olvidado Bing y sin dudas será un reto para el ahora omnipotente buscador de Google. Sin perder tiempo Alphabet contraatacó con su propio GPT, el Bard. Sin embargo, en la primera respuesta, un error le costó al gigante multinacional más de U$S 100.000 millones en capitalización.
El ChatGPT no representa una revolución dentro de los modelos de lenguaje natural.
Simplemente ha sido alimentado con mayor cantidad de datos y su potencia de funcionamiento es mayor. Básicamente el funcionamiento de estos modelos consiste en ir sumando una palabra a la anterior según la cantidad de veces que se encuentran juntas esas palabras en el universo digital. No hay inteligencia alguna, el software no entiende el significado de las palabras.
Esta es la gran virtud y el gran defecto de la inteligencia artificial. Así como es útil para determinadas funciones, también reproduce estereotipos y prejuicios comunes entre la población, como el racismo y el sexismo.
El ChatGPT ha demostrado ya ser una gran herramienta cuando no se tocan temas sensibles. Es de suponer que será muy útil para los negocios, aunque todavía no se sabe bien en qué áreas será de mayor utilidad. Ya se está utilizando para desarrollar aplicaciones, diseñar campañas de marketing, generar informes, crear reseñas y artículos periodísticos, redactar documentos legales y también en centros educativos. La agencia de noticias Reuters encontró que en Amazon ya se ofrecen a la venta 200 libros cuyo autor o coautor es ChatGPT.
Sin embargo, Microsoft se vio en la necesidad de limitar el intercambio de frases con el usuario a solo cinco en cada intervención, debido a que en conversaciones largas el ChatGPT tiende a perder el control. Se le declaró a un periodista del Times, a quien le recomendó separarse de su esposa y se puso agresivo con otro periodista que insistía en contradecirlo. Además, se han detectado varios casos de falsas afirmaciones.
Para evitar respuestas racistas, sexistas o directamente falsas por parte de su inteligencia artificial, Microsoft contrató a una empresa de Zaire, para que empleados humanos analicen conversaciones que puedan considerarse sensibles. Microsoft llama a esto reinforcment learning from human feedback. Es bueno saber que los humanos aún pueden servir para algo, aunque como sucede en este caso sólo cobren U$S 0,20 la hora por su trabajo.
Por ahora lo que se plantea es una competencia entre monopolios. El costo de desarrollar y mantener estas inteligencias artificiales competitivas, sólo sería sostenible para unas pocas grandes multinacionales, en caso de que encuentren el modelo de negocio adecuado. El modelo de negocio elegido actualmente por la mayoría de las tecnológicas es una mezcla de publicidad y suscripción. Por ahora ChatGPT tiene un plan básico gratuito para probar el programa y cobra 42 dólares mensuales por un plan que ofrece respuestas más rápidas y más certeras. Evidentemente este precio es solo accesible para organizaciones y para un sector minoritario de particulares.La excepción son las conversaciones gratuitas desde punto de acceso. Durante el intervalo gratuito, las empresas pueden enviar varias plantillas de diferentes categorías y no se abrirán conversaciones nuevas.
Con ese precio es de suponer que como buscador no le será tan fácil desbancar a Google.
Pero Microsoft además planea obtener beneficios con espacios publicitarios, como lo hace Google. Mantener el ChatGPT en actividad cuesta millones de dólares por día. Según Microsoft cada respuesta le cuesta a la empresa U$S 0,02.
Gary Marcus, profesor de la Universidad de New York, quien ha trabajado en el desarrollo de inteligencia artificial y actualmente es uno de sus más acérrimos críticos, sostiene que “estos sistemas no contienen mecanismos para chequear si lo que dicen es cierto o falso, fácilmente pueden ser utilizados para generar falsas noticias a escalas inimaginables”. Y según Marcus “ este es un problema que estamos sufriendo actualmente y empeora día a día”.
