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¿Qué son y para qué sirven los NFTs?

By Yuri Doudchitzky - Autor invitado

Los NFTs (Non Fungible Tokens) son la nueva estrella de internet. Junto con las criptomonedas, el blockchain, las aplicaciones descentralizadas, los contratos inteligentes y las billeteras virtuales, forman parte de lo que se conoce como la web3.


La web3 se promociona como la próxima internet, donde las plataformas y aplicaciones serán construidas por los usuarios, que serán a la vez sus propietarios, en contraposición a la internet actual -la web2-, dominada por las gigantes tecnológicas. Es decir: una internet descentralizada.


La web3 está en su etapa inicial de construcción. Pero a diferencia de lo que pasaba con las tecnologías anteriores a la digital, donde primero se experimentaba, luego se construía y finalmente se distribuía una nueva tecnología una vez que había sido aprobada por la estructura política, con la tecnología digital se funden todos estos procesos en uno y la política corre detrás tratando de regularla. Es por eso que aún nadie sabe bien en qué consiste concretamente la web3, pero lo que está claro es que ya existe.


Existen las criptomonedas, cantidades de ellas. Incluso una criptomoneda que surgió como parodia de las criptomonedas, el dogecoin (con la imagen de un perro shiba inu), cotiza actualmente cerca de los 15 centavos de dólar.

 

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Existe el blockchain. Todas las transacciones en criptomonedas se realizan a través del blockchain, que es la forma en que se verifican las transacciones y la propiedad. Estos son bloques de códigos que están disponibles para todos aquellos que poseen criptomonedas.


Y existen los NFTs. Los medios de información de todo el mundo informaron el pasado mes de diciembre, que un NFT consistente en el diseño de un yate de lujo digital había sido vendido en 650.000 dólares. A partir de ahí se produjo un efecto avalancha. Jack Dorsey, el billonario fundador de Twitter –que recientemente renunció a ser el CEO de la empresa-, vendió un NFT que fue su primer tweet y decía algo así como “empezando con Twitter” por casi 3 millones de dólares, pagados a través de Ethereum, que es el único medio por el que se pueden hacer transacciones de NFTs. Julian Lennon, hijo de John, anunció la venta de NFTs de su colección de objetos de The Beatles, pero avisó que los objetos reales los mantendrá. Sólo venderá su imagen digital.


Lo que no parece existir es la descentralización, a juzgar por los datos aportados por Scott Galloway en su blog No Mercy/No Malice: “El 9% de las cuentas de NFTs en Ethereum poseen el 80% del mercado de los NFTs, valuados actualmente en 41.000 millones de dólares. La práctica de la “lista blanca” mantiene la mayor parte de la ganancia de NFT dentro de un círculo cerrado de información privilegiada. Bitcoin es aún más centralizada. El 2% de las cuentas posee el 95% de los bitcoins, valuados en 800.000 millones de dólares. Y el 0,5% de los mineros de bitcoin (los que verifican las transacciones) son responsables de la mitad de todo el minado de bitcoins. Si el Bitcoin fuera un país sería el de mayor desigualdad del mundo.”


Pero volvamos al NFT, que es lo que nos interesa por el momento. Twitter arrancó en punta, permitiendo a los usuarios agregar su NFT en su perfil. Poco después Meta anunció que se podrá crear y vender NFTs a través de Instagram y Facebook. Y finalmente YouTube anunció también que empezará a integrar NFTs en sus videos. Todo esto en cuestión de días. Sólo TikTok, la más exitosa aplicación del mundo, se mantiene al margen.

 


Por otra parte tradicionales empresas del mundo real también están apostando por el NFT. Nike está diseñando sus zapatillas digitales. Adidas, Gucci y Dolce & Gabanna ya están en el negocio también. Incluso la cadena de hoteles Marriott convirtió en NFTs tres obras de artistas que fueron cedidas a través del programa de lealtad Marriott Bonvoy. Y anunció su intención de construir sus hoteles en el Metaverso. La NBA ya tiene su propio sitio web de venta de NFTs (nbacrypto.net). Nadie quiere quedar afuera del negocio de las NFTs.


Ahora bien, ¿Qué son los token no fungibles? Según Investopedia, los NFTs son activos criptográficos que se encuentran en los blockchains, consistentes en un código único de identificación que los distingue. A diferencia de las criptomonedas, que son tokens fungibles, los NFTs no pueden ser intercambiables.

Un bitcoin es igual a otro bitcoin, pero un NFT nunca puede ser igual a otro NFT.

Al ser una obra única el NFT está considerado como una obra de arte. Uno de los argumentos esgrimidos por los tecno-utopistas es que ahora los “creadores” (las personas que suben contenidos a Instagram, TikTok, YouTube, etc.) ya no necesitarán intermediarios y podrán vender sus obras directamente a los interesados como NFTs. Pero lo cierto es que vender un NFT no es tan sencillo. Para empezar hay que entrar a alguna plataforma relacionada con Ethereum y pagar en criptomonedas para registrar el NFT (esto se conoce con el nombre de “minting”). Luego es necesario promocionar el NFT para que los demás participantes en la plataforma sepan que está a la venta. Para un creador sin capacidad de invertir y sin sponsor es muy difícil vender un NFT. Y la verdad es que hasta ahora los NFTs se comercializan más en el mundo del “gaming” y los coleccionables (como el tweet de Jack Dorsey), que en el mundo del arte.

Es de suponer que si los NFTs empiezan a ser comercializados a través de Instagram, Facebook y YouTube, habrá más posibilidades de difundir los NFTs. Sin embargo, considerando que la venta de un solo NFT consume tanta energía eléctrica como toda una familia en un día, podríamos encontrarnos pronto en una situación de crisis energética mundial si crece el mercado de NFTs.

El NFT sirve también como representación de una pieza única en el mundo real. Es decir, puede funcionar tanto como una obra de arte digital como una obra de arte no digital, aunque la imagen obviamente será digital, figuraría en el “contrato inteligente” que lo que se está vendiendo es la obra física. Ya existen plataformas dedicadas a la venta de NFT como obras de arte. Catalog, por ejemplo, es una plataforma donde se pueden comprar canciones. No es que el usuario paga y se baja una canción. El usuario paga en Ethereum y es dueño de la canción.

El NFT se utiliza también para comprar propiedades inmobiliarias digitales. Y acá entramos en el mundo del metaverso. Por ejemplo, en la plataforma Decentraland se puede adquirir parcelas de tierra virtuales. Y de hecho ya se han vendido por millones de dólares. En este caso las tierras virtuales se compran y venden con una moneda llamada Maná, que se comercializa –como todos los NFTs- a través de la plataforma Ethereum.


Pero además, según Investopedia, el NFT se puede utilizar para realizar transacciones en el mercado inmobiliario real. Esto suena fantasioso porque la venta de tierras está regulada por el Estado en todo el mundo (excepto en China donde directamente no existe la venta de tierras). Una venta de tierras debe estar certificada y al realizar la operación se paga un impuesto, por lo tanto no se entiende qué validez puede tener una venta de tierras reales como NFT.


Ciertamente hay mucha gente y mucho capital invirtiendo en el desarrollo de los NFTs. La firma estadounidense de capital de riesgo Andreessen Horowitz, también conocida como a16z, que se dedica exclusivamente a financiar criptoempresas, y la japonesa SoftBank, actualmente el mayor fondo de inversión del mundo, son dos de los principales inversionistas apostando al futuro de los tokens no fungibles.

Etiquetas: criptomonedas, blockchain, nfts, metaverse