La Nube representa un servicio bajo demanda de recursos de tecnología digital a través de internet. De esta manera particulares y empresas evitan invertir en sus propios servidores físicos y en gerenciar su propio software, y cuentan con acceso a sus archivos y aplicaciones que pueden ser usados en cualquier dispositivo. Esta es la razón por la cual podemos acceder a nuestra cuenta de Instagram y a todos nuestros datos, una vez que hemos reemplazado el viejo Smartphone por uno nuevo. Toda nuestra información está en La Nube.
Poco se habla de estos depósitos cuya localización solo conocen los CEOs de las gigantes tecnológicas y los más altos funcionarios de seguridad de los países anfitriones, pero es en esos lugares donde se archiva toda la información que brindamos los ciudadanos del mundo entero cada vez que usamos un dispositivo digital.
Y es el valor de esta información lo que ha hecho que las gigantes tecnológicas sean actualmente las empresas mejor cotizadas del mundo. La información personal que entregamos gratuitamente constituye hoy en día la más preciada de las commodities. La gran ironía para los usuarios es que no sólo las gigantes tecnológicas no nos pagan por esta información, sino que además nos cobran por el servicio de internet.
A nivel empresarial La Nube puede representar un importante ahorro en inversión tecnológica, especialmente para las empresas más pequeñas, ya que de esta manera pueden recurrir al pago de un alquiler mensual en vez de comprar hardware, software y contratar personal para hacerlos funcionar. Además, les da un inmediato acceso internacional, ya que la información de La Nube no se encuentra sólo en servidores locales, sino que también es clonada a servidores ubicados en los cinco continentes. De esta manera se minimizan los riesgos de que el servicio pueda ser hackeado, o que un desastre natural acabe con toda la información almacenada en uno de estos gigantescos depósitos.
La Nube funciona sobre la base de una tecnología llamada “virtualización”. La virtualización permite la creación de una computadora simulada que se comporta como una real con su propio hardware. Esta computadora se conoce con el nombre de “máquina virtual” (virtual machine). En cada servidor físico se concentran decenas de máquinas virtuales que no interactúan entre ellas. Al correr varias máquinas virtuales a la vez, un servidor se convierte en varios servidores y un centro de datos se convierte en un gran anfitrión de centros de datos que pueden servir a varias empresas.
En realidad, no hay una sola nube, sino varias. Por un lado están las nubes privadas que pertenecen y sirven solo a grandes organizaciones multinacionales. Luego, las nubes públicas, que son las más grandes y las que ofrecen el servicio de máquinas virtuales a otras empresas. Y también existen las nubes híbridas, que combinan nubes públicas y privadas. Así como La Nube tiene su base física, también tiene sus propietarios. Y en el caso de La Nube pública, los más grandes son cuatro empresas estadounidenses. Amazon Web Service (33% del total), Microsoft Azure (18%), Google Cloud (8%) e IBM (6%). Cada una de ellas cuenta con decenas de depósitos de servers distribuidos en los cinco continentes.
Estas empresas ofrecen lo que se conoce en español con el nombre de Infraestructura como un Servicio (Infraestructure as a Service, IaaS). Es decir, ofrecen a las empresas el servicio de hardware, software y almacenamiento de datos digital.
Según el Statista Technology Market Outlook 2020, los ingresos obtenidos por las empresas estadounidenses que manejan la nube pública alcanzarían este año los 45.000 millones de dólares. Esto representa ocho veces los beneficios que obtendría China, el segundo mercado de La Nube más grande del mundo. Las empresas que ofrecen IaaS, serían responsables por casi la mitad de este beneficio. Se especula que para 2023 los ingresos de las IaaS podrían superar los 76.000 millones de dólares.
La Nube no es sólo IaaS. Por encima de la infraestructura hay otros tres niveles de servicios. Uno es el conocido como SaaS (Software as a Service). Se trata de empresas que ofrecen el servicio de software a otras empresas. Algunas de las empresas que ofrecen SaaS son Salesforce, MailChimp y Slack. El SaaS es el rubro de negocios de La Nube con mayor crecimiento y se estima que para 2022 los ingresos de este sector superarán los 100.000 millones de dólares. A modo de ejemplo, Salesforce trabaja con la infraestructura de Amazon y pagó 400 millones de dólares por un contrato de cuatro años.
Las aplicaciones SaaS de estructura horizontal cumplen funciones específicas para empresas de cualquier ramo de la industria. Pueden incluir software para planificación de recursos empresariales (ERP), gestión de relaciones con clientes (CRM), RRHH y cyberseguridad. Las de estructura vertical son utilizadas en el ramo de la salud, la educación y el negocio inmobiliario, entre otras.