Microsoft Azure, Amazon Web Services y Google Cloud, son las tres empresas que controlan casi toda la infraestructura sobre la que circula la información digital que se comparte al instante a nivel global, en lo que llamamos la nube. Estamos hablando de información financiera, comercial, gubernamental, intergubernamental, académica, medios de información, medios de transporte, etc. Por dar un ejemplo, en algunos países de Europa los trenes son manejados por computadoras que son monitoreadas en tiempo real por humanos contratados que viven en un una playa de Vietnam o en Brasil. Esto es posible gracias a la existencia de la nube. Por un lado, Microsoft, Amazon y Google tienen una gran responsabilidad. Por otro lado, tienen un inmenso poder: si decidieran bajar la palanca, las finanzas y la economía mundial entrarían en caos.
La infraestructura sobre la que circula la información en la nube consiste en una serie de galpones gigantescos compuestos por miles de computadoras, llamados centros de datos, conectados por una serie de cables submarinos a los cinco continentes. Estos centros acumulan y distribuyen información. Sólo en Estados Unidos hay más de 5.000 centros de datos. México tiene 166 y Brasil 163. La misma información circula en diferentes centros de datos para evitar que un mal funcionamiento en un centro afecte el flujo de información.
El uso masivo de la inteligencia artificial requerirá en poco tiempo más la construcción de miles de centros de datos nuevos en todo el mundo. En eso ya están invirtiendo las grandes tecnológicas. Pero más allá de los miles de millones de dólares que deberán invertir para su construcción, deben resolver el tema de la energía. Porque un centro de datos consume mucha electricidad (y también mucha agua, que se usa para refrigerar).
Es por eso que Amazon, Google y Microsoft, que actualmente consumen enormes cantidades de electricidad generada a partir del petróleo y el gas, están proyectando la construcción de plantas nucleares, especialmente en Estados Unidos.
Tras el impresionante accidente en la planta nuclear de Chernobil en 1986, algunos países decidieron dejar de incentivar la energía nuclear. Este fue el caso de Alemania, que cerró todas sus plantas. Otros, como Estados Unidos, fueron abandonando parte de su producción de energía nuclear porque en algunos casos dejó de ser competitiva con la aparición del fracking. Japón, que carece de otras fuentes de energía y es uno de los países más industrializados del mundo, es el segundo país con mayor producción de energía nuclear del mundo después de Estados Unidos. Y es el país donde se produjo el último gran accidente nuclear, el de la planta de Fukushima en 2011.
La discusión sobre la utilización de la energía nuclear se viene dando desde hace décadas a nivel gubernamental e intergubernamental. Sin embargo, algunas de las empresas más poderosas del planeta, como es el caso de Google, Amazon y Microsoft, decidieron pasar por encima de esas entidades y lanzarse de lleno a promover las plantas nucleares, ante la necesidad de generar energía para potenciar la inteligencia artificial. Según un reciente artículo del Wall Street Journal, “algunos de los proyectos dependen de tecnología de próxima generación no probada y está previsto que cada proyecto tarde años en completarse, en parte debido a los desafíos financieros y tecnológicos que han obstaculizado el crecimiento de la industria nuclear estadounidense durante décadas”.
“Hace años las gigantes tecnológicas se fijaron objetivos ambiciosos para reducir sus emisiones de carbono mediante la compra de energía limpia como la eólica y la solar. El desarrollo de ChatGPT y otros modelos de inteligencia artificial, que consumen enormes cantidades de electricidad, ha trastocado esas promesas y desatado una lucha entre las empresas para encontrar más energía limpia. Los grandes centros de datos pueden consumir la misma cantidad de electricidad que una ciudad mediana”.
Recientemente Google anunció que comenzará la construcción de siete pequeños reactores nucleares modulares (SMRs). Los SMRs representan una tecnología de reciente aparición y hasta ahora hay solo tres plantas. Una en India, otra en China y otra en Rusia. Amazon y Microsoft anunciaron que reactivarán plantas nucleares abandonadas. Según el CEO de AWS, los reactores nucleares empezarán a funcionar recién en la próxima década.
Amazon ya tiene desde 2023 un centro de datos potenciado por energía nuclear en Pensilvania. Amazon le compra 300 megawatts a Susquehanna Steam Electric Station y recientemente modificó el acuerdo para sumar otros 180 megawatts de energía. Esto ha generado un conflicto con otras empresas distribuidoras de energía que son clientes de Susquehanna, Exelon y American Electric Power. Estas empresas alegan que el nuevo acuerdo implicará un aumento de us$140 millones en costos que deberán pagar sus usuarios. Especialistas sostienen que conflictos como este tenderán a generalizarse a medida que se construyan centros de datos cercanos a plantas nucleares, que chuparán la energía que ahora se destina a centros urbanos e industriales.
Estos conflictos se sumarán a los que ya generan en varios estados de Estados Unidos y en otros países la construcción de centros de datos que consumen grandes cantidades de electricidad y agua que se destinaban a los centros urbanos cercanos. Dan Patrick, gobernador de Texas, el estado pionero en incentivar la instalación de centros de datos y la criptominería, ahora está estudiando limitar la instalación de estos centros debido al aumento exagerado del consumo eléctrico evidenciado en el último año. Según Patrick, los centros de datos y la criptominería producen pocos puestos de trabajo comparados con la enorme demanda eléctrica que generan. “Los tejanos terminaremos pagando el precio… Queremos centros de datos, pero esto no puede ser el salvaje oeste y que nos quedemos sin luz”, dijo recientemente el gobernador.