Los inversores en IA quieren más creación y menos falsificación
Durante años, Silicon Valley ha impulsado un modelo claro: “fake it till you make it”. Simular tracción, crecimiento o capacidades tecnológicas para atraer talento, clientes e inversionistas… y solo después convertir esa simulación en un negocio real.
La inteligencia artificial llevó esta lógica al extremo. Y hoy, el mercado está enviando una señal contundente: los inversores ya no quieren promesas futuristas, quieren creación real, valor inmediato y modelos sostenibles.
Así lo evidencia un reciente análisis del Wall Street Journal, que examina la caída en el valor de acciones de empresas clave del ecosistema de IA durante las últimas semanas.
El problema es estructural.
Hoy, prestar servicios de IA es más caro que lo que los clientes están dispuestos a pagar, y cada nuevo usuario implica más pérdidas, no más ingresos.
Las startups intentaban compensar esto a través de un círculo virtuoso artificial:
Atraer usuarios subvencionados por los inversores.
Mostrar crecimiento.
Levantar más capital.
Contratar más programadores.
Invertir en infraestructura.
Esperar que algún día los productos sean lo suficientemente buenos y rentables.
En teoría, la “simulación” de éxito inicial llevaba a la “creación” posterior.
Hoy, los inversionistas están cuestionando si vale la pena seguir financiando esa ilusión.
Dos eventos recientes muestran que el entusiasmo está bajando:
Aunque Microsoft y Nvidia se comprometieron a invertir US$15.000 millones en Anthropic —y esta a su vez prometió comprar US$30.000 millones en infraestructura de Microsoft utilizando chips Nvidia— las acciones no subieron como antes.
Lo que solía verse como un espaldarazo, hoy genera sospecha.
Pese a reportar ganancias excepcionales y ver sus acciones subir 5% por la mañana, el mercado se dio cuenta de algo obvio:
vender muchos chips no invalida la burbuja; la confirma.
Los chips son el corazón del gasto masivo en infraestructura, justo la parte más riesgosa y menos rentable del ecosistema.
El resultado: las acciones cerraron a la baja en el mismo día.
Aunque no hay señales de un estallido de burbuja —Nvidia subió un tercio este año, Microsoft un 14% y CoreWeave un 80%— sí hay un cambio claro de estrategia:
Los inversores ya no quieren financiar años de promesas. Quieren monetización inmediata.
Por eso empresas como Alphabet, que vende productos de IA aplicados y rentables hoy, han resistido mejor la volatilidad.
Y por eso modelos orientados a resultados concretos —como los que ofrece Chattigo— representan el camino más sensato hacia una IA sostenible.
La gran diferencia hoy está entre:
Promete AGI a largo plazo
Requiere inversiones gigantescas
Carece de modelos de ingresos claros
Depende de infraestructura costosa
Aumenta pérdidas a medida que capta más clientes
Resuelve necesidades reales hoy
Genera ingresos inmediatos
Reduce costos operativos
Mejora la experiencia del cliente
Es escalable sin multiplicar las pérdidas
Se integra a canales existentes como WhatsApp Business
Los inversores están priorizando la segunda categoría.
chattigo, por ejemplo, no construye fantasías de IA general futura. Construye soluciones reales de automatización, atención al cliente, bots conversacionales y flujos omnicanal que ya generan valor para bancos, retail, salud, educación y cientos de empresas en LATAM.
La industria está pasando de una lógica de “aparentar” a una de crear, y eso beneficia a las empresas que:
Usan IA para automatizar procesos concretos
Mejoran ventas y atención sin inflar costos
Demuestran resultados medibles
No dependen de subsidios infinitos
Aplican IA donde realmente aporta
Ese es exactamente el modelo que demanda el mercado… y el que empresas como Chattigo han construido desde antes de esta corrección.
No estamos en un colapso de la IA, sino en una transición.
La inversión no desaparecerá, pero se moverá hacia proyectos con creación real, impacto inmediato y eficiencia operativa.
Las startups que viven solo del humo lo sentirán.
Las empresas que aplican IA para resolver problemas reales —las que ya están generando valor sin depender de inflación artificial— serán las que lideren la siguiente fase.
Y en ese escenario, chattigo se consolida como un ejemplo claro de IA práctica, rentable y centrada en el cliente, justo el tipo de tecnología que los inversores hoy premian.