Stable Diffusion surgió a mediados de 2022 como uno de los principales modelos de LLM dedicado a convertir texto en imágenes. Con una valuación de US$1.000 millones, StabilityAI llegó a ser un unicornio en 2023. En 2024 está cerca de la quiebra.
Prácticamente a la par que OpenAI con DALL-E y Midjourney, StabilityAI desarrolló un sistema texto-a-imagen que creó conmoción entre los desarrolladores y poco después atrajo a los inversionistas, que llevaron a la firma a alcanzar los US$1.000 millones de valuación, arrogándose el título de Unicornio.
El fundador y CEO de Stable Diffusion, Emad Mostaque, que renunció a fines de marzo, ha sido un personaje polémico. Una vez desapareció por varios días e incluso su mujer dijo que no sabía dónde estaba. Según Wired, algunos lo consideran un visionario, otros un mal líder. De hecho, en su renuncia Mostaque argumentó que él no es la persona más apropiada para manejar una empresa de ese tamaño y que seguramente otras personas lo harían mejor. Según lo que algunos empleados declararon a Fortune, la empresa era un caos. No había una estrategia definida. Según un empleado: “un día debíamos enfocarnos en marketing, otro día en algo completamente distinto”.
En junio de 2023, la confianza de los inversores se resquebrajó a consecuencia de un artículo de Forbes donde se alegaba que Mostaque tenía un historial de exagerar sus calificaciones.
Ahora The Information reporta que StabilityAI está en serios problemas financieros y busca quien la compre. The Information está considerado uno de los medios más serios de Silicon Valley. Según la información, los costos de producción de la startup (principalmente salarios y energía) superan con creces sus ingresos, que fueron de sólo US$5 millones en el primer trimestre del año, con una pérdida de US$30 millones.
Stable Diffusion tiene facturas pendientes por US$100 millones, lo que –según la nota- indica que el final de la empresa -que poco tiempo atrás fue estrella en los medios por su sistema de texto-a-imagen- está cerca. La noticia no es del todo una sorpresa, ya que en marzo habían renunciado unos desarrolladores considerados clave para Stable Diffusion. Y poco después renunció Mostaque, según él para dedicarse a desarrollar una IA descentralizada.
La crisis de StabilityAI se da en un momento en que OpenAI (con Microsoft), Google y Meta apuestan todo a la IA; especialmente a imponer los asistentes digitales, que se encargarán de realizar todos nuestros trámites y nos aconsejarán en cada paso de nuestras vidas.
El problema es que desarrollar estos asistentes implica inversiones de cientos de millones de dólares -que solo la pueden realizar unos pocos- y requiere además consumos masivos de energía de niveles absolutamente descomunales (de lo que se habla poco). Y por otro lado, la competencia es tan feroz que ya Meta y Microsoft hablan de ofrecer el servicio en forma gratuita. Evidentemente, en esta ecuación hay algo que no cierra.
El absurdo es tal que Sam Altman, CEO de OpenAI, pretende conseguir US$7 trillones (7.000.000.000.000) para desarrollar lo que se conoce como Inteligencia Artificial General. Es decir, una computadora que supere en todo a las capacidades humanas.
OpenAI presentó hace poco su visión de IA (GPT-4O), caracterizada por el Wall Street Journal como “hollywoodense”, porque la voz se parece mucho a la de Scarlett Johansson en la película Her. Este bot, junto con el asistente de Google lanzado un día antes, son los dos primeros intentos serios de asistente personal de IA.
Entre las habilidades del bot de IA, está la de reconocer la emoción del usuario según su tono de voz o expresión facial. Por ahora podrán usar el GPT-4O los usuarios que tengan la suscripción de US$20 del ChatGPT. Mientras que el asistente de Google es gratuito.
Según se recoge de diferentes reseñas, el GPT-4O ha impresionado a las personas que lo probaron. Veremos si con esta actualización OpenAI logra revertir la tendencia al estancamiento en el crecimiento de la cantidad de suscriptores del ChatGPT.
Tal vez OpenAI tenga más éxito que StabilityAI. Lo cierto es que al día siguiente de la presentación de su nuevo asistente personal, el jefe de investigación de OpenAI -la persona encargada de desarrollar el ChatGPT-, Ilya Sutskever, renunció a la empresa. Dos días después, OpenAI debió pausar la voz femenina del bot asistente, debido a una demanda iniciada por Scarlett Johansson. Ahora se sabe que Altman estuvo negociando durante meses con la actriz para que fuera la voz de la inteligencia artificial, al igual que en la película. Finalmente, la actriz decidió rechazar la propuesta y Altman decidió seguir con su proyecto sin la aprobación de la actriz.
Estos prohombres de la tecnología digital ya están acostumbrados a hacer lo que quieren sin importarles las consecuencias sobre los usuarios y mucho menos sus opiniones. Pero aparentemente esta vez los abogados de la empresa decidieron que era mejor recular.
En una reciente publicación de Casey Newton se lee lo siguiente: “OpenAI no es la misma compañía desde que Sam Altman regresó como CEO. Este es un pensamiento que he tenido recurrentemente durante la última semana a medida que la compañía encontró suficientes razones para detenerse, cambiar de rumbo y disculparse por problemas de personal y de productos. Y es algo que parece cada vez más preocupante en un mundo donde la tecnología de la compañía está preparada para servir como columna vertebral de la inteligencia artificial en los dispositivos de Microsoft y Apple”.