Recientemente los gigantes tecnológicos Google y Apple se unieron por primera vez para elaborar
una herramienta digital con el fin de colaborar a controlar la pandemia del coronavirus. Se trata de
un software que utiliza tecnología Bluetooth y permite alertar al usuario de un teléfono inteligente
cuando algún reciente contagiado ha estado físicamente cerca del usuario. La herramienta es
compatible con Android e iOS.
El anuncio realizado por las dos grandes multinacionales aclara que sólo estará disponible para
gobiernos regionales y nacionales. Más de 20 países ya han solicitado la aportación de esta
herramienta. Muchos de estos gobiernos ya han probado diseñar sus propias apps de asistencia y
rastreo en estos tres últimos meses, pero se han encontrado con diversas dificultades, como por
ejemplo dificultad para hacerlas correr conjuntamente en Apple y Android, y también con
limitaciones de tipo legal.
En China, Corea del Sur, Taiwán y otros países del sudeste asiático se han utilizado con éxito la
alerta y el rastreo por medios digitales para combatir la pandemia de Covid19. Sin embrago en el
mundo occidental nos topamos con una concepción distinta del significado de la libertad
individual que dificulta el éxito de la Inteligencia Artificial utilizada de esta manera. Tanto en
Europa como en Estados Unidos han surgido innumerables voces de alerta con respecto a la
recolección y utilización de la data personal que pueda poner en peligro la libertad individual.
De hecho, el comunicado de las dos gigantes tecnológicas deja claro que no se usará el GPS para el rastreo de contagiados y que sólo las autoridades sanitarias tendrán acceso a esta tecnología. Y
sus apps deberán aceptar criterios específicos relativos a privacidad, seguridad y control de datos.
Si bien el mundo occidental, al cual pertenecemos todos los hispanohablantes, se está volcando de lleno hacia la utilización de herramientas digitales -como el servicio omnicanal que ofrece
Chattigo- para mejorar la relación entre los consumidores y las empresas, a la hora de usar este
tipo de tecnología en función del control estatal surgen dudas y preocupaciones. Algunos países
europeos –especialmente los nórdicos- descartan de plano utilizarlas y se ha encontrado oposición también en algunos estados de EEUU.
En Latinoamérica, Argentina ha sido uno de los países en aplicar las medidas más estrictas y
autoritarias, con una Cuarentena Total Obligatoria que lleva ya más de dos meses. Recientemente,
el gobierno de la Provincia de Buenos Aires ha determinado el uso obligatorio de la app Cuidar, la
cual ha sido cuestionada por la oposición política. Aún no está muy claro el beneficio de este tipo
de herramientas, ya que su efectividad depende de que la aplicación sea bajada por la gran
mayoría de los ciudadanos. Y esto no es fácil de lograr, aun cuando se determine su
obligatoriedad.
El Foro Económico Mundial, que incluye en su página web una sección destinada al Covid19 y otra
a la Inteligencia Artificial, ha estado trabajando en el tema de las herramientas digitales que están
surgiendo en todo el mundo para combatir la expansión del virus y en cómo serán utilizadas en el
futuro. En un reciente artículo titulado: “4 reglas para detener el mal uso de la tecnología relativa
al Covid19 después de la crisis”, los autores mencionan que en países como China, Israel, India y
Singapur los gobiernos han tomado medidas de emergencia que les permiten recolectar datos de
cámaras ubicadas en lugares públicos, teléfonos celulares y cuentas bancarias, para rastrear el
movimiento de personas contagiadas. Esto puede causar un impacto desproporcionadamente
negativo en los derechos humanos básicos. Y es por esto que el Foro Económico Mundial sostiene
que es necesario hacer ciertas recomendaciones.
Las recomendaciones son cuatro:
1) Los Estados deben reconocer la ley internacional de derechos
humanos como base para la implementación de herramientas tecnológicas en el gobierno.
2) Las
respuestas tecnológicas al Covid19 debieran sustentarse en las más correctas aplicaciones
internacionales y tener en cuenta resoluciones de la sociedad civil, como por ejemplo la
Declaración de Toronto.
3) Recolectar y procesar solo data que es estrictamente relevante y
adecuada a los propósitos de salud pública y que no pueda ser utilizada de ninguna manera con
fines de marketing y publicidad.
4) Transparencia en la información que el gobierno debe brindar a la ciudadanía relativa al uso de datos.
Según el Open Data Insitute, hay además tres otras razones por las cuales los gobiernos deben ser
abiertos y transparentes en relación a los datos y los modelos que se están utilizando. Primero: la
gente necesita entender por qué los gobiernos están tomando las decisiones que toman; sólo así
se lograría una mayor confianza entre la ciudadanía y el gobierno. Segundo: los científicos de todo
el mundo debieran poder acceder a los modelos que se están utilizando para así poder mejorar su
trabajo. Y tercero: compartir las herramientas ayudaría a los gobiernos de los países con menor
capacidad financiera y tecnológica a encontrar soluciones que beneficiarían a la humanidad en
conjunto.