La red social del pajarito se ha convertido en un infaltable diario para políticos, empresarios, la gente del jet set y los medios de comunicación. Pero al igual que otros negocios no convencionales (por ejemplo Netflix), a pesar de su éxito, la empresa tiene más gastos que ingresos. Y sin embargo, con 8.000 empleados, su valor es de 44.000 millones de dólares.
Al menos esa cifra era la que pensaba pagar el hombre más rico del mundo por Twitter tres meses atrás. Pero tres meses atrás la realidad era muy diferente en todo el mundo.
Las cuarentenas impuestas para combatir la pandemia obligaron a cientos de millones de personas a volcarse al mundo virtual. Las empresas digitales se convirtieron en el negocio en el cual todos querían invertir. Con los programas de estímulo lanzados por los gobiernos de los países desarrollados, decenas de miles de millones de dólares se destinaron a las startups y brotaron los unicornios como hongos en un amanecer soleado de campiña. Pero la pandemia llega a su fin, junto con los estímulos. Y la invasión a Ucrania por parte de Rusia, más las sanciones impuestas por el mundo occidental han provocado el aumento de precios de alimentos y de las fuentes de energía: las bases de cualquier sistema económico. En pleno 2022 la inflación y la recesión son los fantasmas que sobrevuelan el planeta.
No es de extrañar que estemos observando el colapso de las criptomonedas, las estrellas financieras del 2021. Algunos analistas predicen que en poco tiempo sólo un tercio de ellas quedará en pie. Tampoco es de extrañar que incluso el mundo del e commerce esté tambaleando. Con la pandemia llegando a su fin es lógico que la mayoría de los consumidores quieran tocar el producto antes de comprarlo. Musk ha estado dando vueltas alrededor de la adquisición de Twitter durante meses, tal vez crea que pagar 44.000 millones es mucho hoy en día por una empresa que produce pérdidas. No está claro si aún está en sus planes concretar la venta. En todo caso, la semana pasada tuvo un encuentro virtual con empleados de la empresa.
De ese encuentro los periodistas han tratado de sacar algunas conclusiones relativas a las ideas que tiene el super billonario respecto a Twitter en base a comentarios realizados por los participantes. A simple vista la conclusión más interesante es que Twitter debería parecerse a WeChat, la super aplicación china creada y operada por Tencent.
Al igual que la gran mayoría de los productos chinos, WeChat comienza como una copia. Se podría decir que es el whatsapp chino, pero es mucho más que eso. WeChat es una plataforma que incluye chats, mensajería, audios, videos, e-commerce y pagos electrónicos. Es la aplicación más usada en China, se usa hasta para pagar el pasaje del transporte público. Y también es usada por millones de chinos que residen en el extranjero. No hay nada parecido en occidente. WeChat tienen más de mil millones de usuarios, Twitter 300 millones.
Además de parecerse a WeChat, Twitter debe ser entretenido al estilo TikTok. No es de extrañar que las referencias de Musk sean dos aplicaciones chinas: gran parte de los negocios de Musk están en ese país. Incluso Tela abrió un showroom en Xinjiang, la provincia ocupada por China donde según Washington, el Partido Comunista está llevando a cabo un genocidio contra la población de origen turco. Algún malicioso analista de la política de Beijing ha llegado a sugerir que la compra de Twitter podría ser producto de la estrecha relación que mantiene Musk con el presidente chino Xi Jinping.
Musk también habló de la posibilidad de que Twitter pase a ser pago, por medio de suscripciones. El objetivo de Musk es que Twitter produzca beneficios y además llegar a los mil millones de usuarios.
En su newsletter Platformer, Casey Newton dedica un texto a Elon y Twitter, en el que menciona que habló con media docena de los que participaron en el encuentro. La percepción general fue que Musk parecía entusiasmado con la idea de poseer y gerenciar la empresa. Sin embargo, con respecto a su personalidad, la percepción fue que se trataba de alguien incoherente y poco inspirador. En un momento dijo -sin que nadie se refiriera al tema- que él no tenía evidencias de vida extraterrestre. Extrañó a los participantes –que llevan años trabajando en la empresa- la confianza que tiene Musk en cuanto al manejo de Twitter, cuando apenas la conoce.
Musk invirtió una hora de su tiempo conversando con el grupo de empleados. Otras apreciaciones que dejó fueron: 1) prefiere el trabajo presencial pero está dispuesto a aceptar el trabajo remoto siempre y cuando sus empleados sean excelentes; 2) “quiero que Twitter contribuya a a construir una mejor y duradera civilización donde conozcamos mejor la naturaleza de la realidad”; 3) con respecto a la moderación de contenidos dijo que la gente debería poder decir lo que quiera, pero “no deberíamos mostrar contenido ofensivo o aburrido”; 4) con respecto a su jerarquía en la compañía, dijo: “Sólo quiero estar seguro de que el producto evolucione rápido y bien. No me importa cuál es mi título, pero obviamente la gente tendrá que escucharme”.
El prestigio de Musk se debe sobre todo al éxito obtenido con Tesla. Sin embargo, en los últimos meses han aparecido decenas de denuncias de mal funcionamiento de sus autos eléctricos, con varios casos de víctimas fatales, tanto en China como en Estados Unidos.
Así como Zuckerberg ha visto su estrella apagarse en el último año, no es imposible que algo similar le suceda a Musk. El mismo día que Musk hablaba con los empleados de Twitter, un grupo de empleados de SpaceX lanzó una carta pública criticando a su máximo jefe en relación a casos de acoso sexual. Como respuesta, fueron todos despedidos.
La cotización de Tesla descendió 31% en 2023. La baja en las cotizaciones ha sido una constante en los últimos seis meses entre las tecnológicas. Incluso algunas que habían llegado a recaudar cientos de millones de dólares, se declararon en quiebra. Incluso alguien tan poderoso como Musk puede verse afectado por esta tendencia. Mientras tanto el futuro de Twitter sigue siendo incierto.