2021 fue un año récord en lo que respecta a ataques cibernéticos. Casos como el de Solar Winds, por el que se hace responsables a hackers rusos, o el de Colonial Pipeline que le costó a la empresa varios millones de dólares, fueron los más comentados. Pero muchas medianas y pequeñas empresas fueron también objeto de ransomware (secuestro de datos). Especialmente preocupante ha sido el ataque a infraestructuras y a la cadena de suministros, que creció como nunca el pasado año.
Los últimos dos años de pandemia y cuarentenas provocaron un cambio masivo hacia el trabajo en casa en todo el mundo y esto ha sido aprovechado por los hackers que tomaron ventaja de las vulnerabilidades y las fallas de los sistemas informáticos.
La amenaza de secuestro de datos es una preocupación creciente de las empresas, incluso mayor que la crisis provocada por los problemas en la cadena de suministros, la pandemia o los desastres “naturales”. Según una encuesta de Allianz Risk Barometer, 44% de las respuestas tienen a los ciberataques como la principal amenaza, seguido por el 42% que se decantó por la interrupción de los negocios provocada por problemas en la cadena de suministros, y 25% por los desastres “naturales”. Según la empresa de ciberseguridad Positive Technologies, el 93% de los ataques logran penetrar la red de una organización y acceder a datos de la red local, de una u otra manera.
El año pasado hubo un crecimiento del 50% en ciberataques, según darkreading.com. En gran parte esto se debió a la vulnerabilidad del Log4j. El sector de educación e investigación fue el que más ataques sufrió, seguidos por los sectores gobierno y militar, y en tercer lugar las comunicaciones.
Las pequeñas y medianas empresas fueron el foco principal de los ataques debido a la falta de recursos y experiencia en seguridad digital. Según Accenture el 43% de todos los ciberataques fueron registrados a pequeñas empresas. Y esto no solo afecta la operatividad de la empresa, también puede causar severos daños a la infraestructura, que puede llegar a ser imposible de recuperar si no se cuenta con los recursos suficientes.
Una encuesta del State of Cybersecurity Report para pequeñas y medianas empresas indica que: 1) 45% de los encuestados indican que no cuentan con medidas efectivas para evitar el hackeo; 2) 66% de los consultados ha sufrido un hackeo en los últimos 12 meses; 3) El 69% opina que los ataques están siendo cada vez más dirigidos específicamente a ciertos objetivos.
A medida que cada vez hay más dispositivos interconectados, los hackers tienen más facilidades de aprovechar contraseñas fáciles de infiltrar. Y la amenaza crecerá con la expansión de lo que se conoce como el internet de las cosas, o IoT. Según Symantec –especializada en seguridad en la nube-, los dispositivos conectados al IoT reciben un promedio de 5.200 ataques por mes. Considerando que esta nueva tecnología está aún en pañales, es claro que el futuro augura un gran campo de posibilidades para los hackers.
El secuestro de datos ha sido la actividad preferida entre los hackers el año pasado. La posibilidad de robar datos y ofrecerlos a cambio de criptomonedas ha hecho del ransomware una tendencia creciente.
Según el Ransomware Statistics, Trends and Facts for 2022 and Beyond (cloudwards.net), en 2021 el secuestro de datos aportó a los hackers unos 20.000 millones de dólares y se especula con que esta cifra podría llegar a los 265.000 millones dentro de diez años. El 37% de las organizaciones consultadas fueron víctimas de secuestro de datos. 32% de las firmas pagaron para recuperar sus datos, pero sólo obtuvieron un 65% de sus datos de regreso. El 57% de los consultados pudo recuperar sus datos a través de backups.
A continuación un detalle de hackeos que se produjeron en el reciente mes de Enero y fueron difundidos por los medios: